Cómo el bombardeo atómico de Nagasaki trastocó la concepción japonesa de la maternidadEricks Webs DesignEricks Webs Design
Cuando el hijo adulto de Kikuyo Nakamura descubrió que tenía bultos en la espalda, asumió que era solo un sarpullido. Aun así, ella lo instó a ir al hospital: más vale prevenir que curar. Hiroshi, su segundo hijo, nació en 1948, tres años después de que Estados Unidos lanzara la bomba atómica sobre Nagasaki. Como […]
Cuando el hijo adulto de Kikuyo Nakamura descubrió que tenía bultos en la espalda, asumió que era solo un sarpullido.
Aun así, ella lo instó a ir al hospital: más vale prevenir que curar.
Hiroshi, su segundo hijo, nació en 1948, tres años después de que Estados Unidos lanzara la bomba atómica sobre Nagasaki. Como sobreviviente del bombardeo, Nakamura temía desde hacía tiempo transmitir problemas de salud a sus hijos.
En 2003, a los 55 años, Hiroshi ingresó en el hospital. Pasaron dos días sin noticias suyas. Luego tres. Luego una semana.
Finalmente, Nakamura fue al hospital, donde su hijo le dijo: “Van a hacer más pruebas”, dijo a CNN.
Los resultados mostraron que tenía leucemia en etapa 4, un cáncer de sangre en etapa avanzada que se había extendido a otras partes del cuerpo. Según Nakamura, la doctora le dijo que le había contagiado cáncer a su hijo, lo que sugiere que la radiación que lo causó se transmitió a través de la lactancia materna cuando era bebé.
Cuando Hiroshi murió, seis meses después, su madre se quedó convencida de que esencialmente lo había matado, un pensamiento que todavía la persigue más de dos décadas después.
“Me sentí abrumada por la culpa y el sufrimiento… Incluso ahora, sigo creyendo lo que dijo el médico: que yo lo causé. Esa culpa aún vive en mí”, dijo Nakamura, quien ahora tiene 101 años.
Generalmente, se insta a quienes están expuestos a la radiación nuclear a suspender la lactancia materna inmediatamente después de una explosión atómica. Sin embargo, los expertos afirman que no hay pruebas concretas de que los “hibakusha” de primera generación –sobrevivientes de la bomba atómica de la Segunda Guerra Mundial– puedan transmitir sustancias cancerígenas a sus hijos años después de la exposición.
A medida que se acerca el 80° aniversario de los bombardeos estadounidenses de Hiroshima y Nagasaki, los sobrevivientes mayores –algunos, como Nakamura, de más de 100 años– están compartiendo sus historias de sufrimiento y resiliencia, mientras todavía pueden.
Muchas de ellas eran mujeres jóvenes, embarazadas o en edad fértil, cuando cayeron las bombas y han vivido gran parte de sus vidas bajo una pesada sombra de miedo y estigma.
Los médicos, los vecinos e incluso los amigos y familiares les dijeron que su exposición a la radiación nuclear podría provocar que tuvieran hijos con enfermedades o discapacidades, si es que llegaban a concebir.
Incluso cuando la infertilidad o la discapacidad de un niño no tenían nada que ver con la exposición a la radiación, las mujeres “hibakusha” a menudo se sentían culpadas y rechazadas.
Quienes tenían cicatrices visibles de las explosiones se enfrentaban a obstáculos para casarse. Las heridas físicas eran más difíciles de ocultar y una prueba más clara de la exposición.
Y en una época de la sociedad en que el valor de la mujer estaba estrechamente ligado al matrimonio y la maternidad, este estigma era particularmente dañino.
Esto provocó que un gran número de mujeres sobrevivientes, muchas de las cuales tenían TEPT (trastorno de estrés postraumático), “ocultaran el hecho de que eran ‘hibakusha’”, según Masahiro Nakashima, profesor de estudios sobre radiación en la Universidad de Nagasaki.
“En una sociedad como Japón, donde la discriminación de género y el dominio masculino están profundamente arraigados, las mujeres se vieron especialmente afectadas por la radiación”, dijo Nakashima a CNN.
La exposición a la radiación afectó a algunos sobrevivientes de segunda generación, dependiendo del momento del embarazo.
El período embrionario, que generalmente abarca desde la semana 5 hasta la 15, es especialmente sensible para el desarrollo del cerebro y los órganos. Las mujeres expuestas a la radiación durante este periodo tenían un mayor riesgo de dar a luz a niños con discapacidad intelectual, problemas neurológicos y microcefalia, una afección caracterizada por una cabeza pequeña y un deterioro de la función cerebral, según estudios de la Fundación para la Investigación de los Efectos de la Radiación (RERF), entidad conjunta entre Japón y Estados Unidos, sucesora de la Comisión de Víctimas de la Bomba Atómica, formada justo después de la Segunda Guerra Mundial.
Otros estudios mostraron que las mujeres “hibakusha” enfrentaban riesgos de salud a largo plazo.
Un estudio de RERF de 2012 reveló que la exposición a la radiación de una bomba atómica aumentaba el riesgo de cáncer de por vida. Las tasas de cáncer sólido en mujeres de 70 años aumentaron un 58 % por cada gray de radiación que absorbieron sus cuerpos a los 30 años. Un gray es una unidad que mide la cantidad de energía de radiación que absorbe un cuerpo u objeto. En los hombres, las tasas de cáncer sólido aumentaron un 35 %.
Nakamura tenía 21 años y estaba tendiendo la ropa afuera alrededor de las 11:00 a.m. cuando la bomba cayó sobre Nagasaki el 9 de agosto de 1945. Ella dice que estaba a 5 kilómetros del epicentro, un poco más allá de lo que los expertos llaman el área de “destrucción total”.
La joven madre vio una luz brillante, seguida de un fuerte estruendo y una potente ráfaga de viento que la lanzó por los aires. Cuando recuperó el conocimiento, su casa estaba destrozada: los muebles estaban esparcidos por todas partes y el suelo estaba cubierto de cristales rotos. Llamó a su madre, que había estado ayudando a Nakamura a cuidar a su hijo mayor.
Aliviada de no haber resultado herida, la familia huyó a un refugio antiaéreo. No fue hasta el día siguiente que Nakamura comprendió la magnitud de la destrucción. Todos los familiares que vivían cerca de la Universidad de Nagasaki, más cerca de la explosión, murieron.
Nakamura dice que no sufrió ningún efecto de la exposición a la radiación. Le extirparon el útero cuatro años después y, a los 70 años, los médicos le detectaron un tumor en el abdomen, pero sus médicos le dijeron que ninguno de los dos problemas estaba relacionado con la explosión nuclear, según ella.
Sin embargo, el trauma psicológico la ha acompañado desde entonces.
Avergonzada por su propia exposición, temía que el estigma también pasara a sus nietos.
“Si la gente supiera que mi hijo murió de leucemia, sobre todo antes de que mis nietos se casaran, quizá otros no quisieran casarlos. Me aseguré de que mis hijos lo entendieran. Lo mantuvimos en secreto y no le dijimos a nadie más cómo murió”, dijo Nakamura.
Pero alentada por otros sobrevivientes, finalmente habló públicamente sobre el cáncer de su hijo en 2006, tres años después de su muerte.
“Recibí llamadas telefónicas e incluso cartas de personas que conocieron mi historia. Me hizo comprender la gravedad del problema de los efectos hereditarios sobre la salud en Hiroshima y Nagasaki”, dijo.
Aunque ahora sabe que es poco probable que ella haya causado el cáncer de su hijo, dice que, como madre, el sentimiento de culpa es una carga que llevará por siempre.
“Todavía lo siento mucho. Sigo disculpándome con él. Le digo: ‘Perdóname’”, dijo.
La carga única de la maternidad “hibakusha” es algo que Mitsuko Yoshimura, que ahora tiene 102 años, nunca llegó a soportar.
Separada de sus padres y su hermana a temprana edad, siempre anheló formar una familia. Se mudó a Nagasaki en busca de un buen trabajo en el departamento de nóminas de Mitsubishi, apenas unos meses antes de que Estados Unidos lanzara la bomba, convirtiendo la ciudad en un infierno.
“Cuando salí a la calle, había gente con sangre brotando de sus cabezas, gente con la piel desprendida de sus espaldas”, recordó.
A solo un kilómetro del epicentro de la explosión, su supervivencia fue un auténtico milagro. En los meses siguientes, se quedó para ayudar a los heridos. Pero su cuerpo también sufrió.
“Se me cayó el pelo. Cada vez que intentaba peinármelo con las manos, se me caían mechones poco a poco”, dijo Yoshimura. También vomitó sangre con frecuencia durante meses después de la explosión.
Aun así, perseveró. Se casó un año después del fin de la guerra. Su esposo, como ella, sobrevivió a la bomba atómica, y su matrimonio marcó un nuevo comienzo para la pareja.
Pero el hijo que anhelaban nunca llegó. Tuvo dos abortos espontáneos y un mortinato.
Yoshimura vive sola ahora; su esposo falleció hace años. En su casa de Nagasaki, donde podrían estar las fotos de sus hijos y nietos, hay muñecas: un discreto sustituto de lo perdido, dijo.
A su notable edad, Nakamura y Yoshimura saben que no les queda mucho tiempo de vida. Pero eso les da una mayor urgencia por educar a las generaciones más jóvenes sobre el costo de una guerra nuclear.
“La gente debería reflexionar detenidamente. ¿Qué significa ganar o perder? ¿Querer expandir el territorio de un país, querer que un país gane más poder, qué buscan exactamente con eso?”, preguntó Nakamura.
“No lo entiendo. Pero lo que siento profundamente es la absoluta estupidez de la guerra”, dijo.
Reportero
Hanako Montgomery
Editores
Sheena McKenzie y Todd Symons
Productor
Junko Ogura
Productor de video senior
Ladan Anoushfar
Editor visual
Carlotta Dotto
Editor de video
Estefanía Rodríguez, Daishi Kusunoki
The-CNN-Wire
™ & © 2025 Cable News Network, Inc., a Warner Bros. Discovery Company. All rights reserved.
Historias que te Pueden Gustar
No Results Found
The page you requested could not be found. Try refining your search, or use the navigation above to locate the post.
No Results Found
The page you requested could not be found. Try refining your search, or use the navigation above to locate the post.
No Results Found
The page you requested could not be found. Try refining your search, or use the navigation above to locate the post.
No Results Found
The page you requested could not be found. Try refining your search, or use the navigation above to locate the post.
Latest Stories
Los interminables esfuerzos de Trump para manipular el censo
¿Quiénes son los favoritos de cara a las elecciones presidenciales en Bolivia 2025?
Trump nombra temporalmente al arquitecto intelectual de los aranceles para cubrir una vacante en la Reserva Federal
Trump reconfiguró el sistema de comercio global y apenas comienza
El Gobierno de Trump duplica la recompensa por el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, a US$ 50 millones
Cómo ver la luna llena de agosto o la luna de esturión 2025
Breve historia de la bomba atómica: cuándo se inventó, cuál fue el rol de Oppenheimer y dónde se usó por primera vez
Trayectoria de la tormenta tropical Dexter: el fenómeno no representa peligro para EE.UU.
Los seres queridos de Pamela Anderson y Liam Neeson no revelan detalles sobre su relación, pero la apoyan
Witkoff se reúne con Putin ante la amenaza de sanciones de Trump
La Guardia Costera de EE.UU. determinó que la implosión del sumergible Titán fue “evitable”
Ibai Llanos ya tiene su nuevo proyecto ambicioso: un equipo de fútbol 11 que comenzaría a competir esta temporada
No Results Found
The page you requested could not be found. Try refining your search, or use the navigation above to locate the post.
No Results Found
The page you requested could not be found. Try refining your search, or use the navigation above to locate the post.
No Results Found
The page you requested could not be found. Try refining your search, or use the navigation above to locate the post.
No Results Found
The page you requested could not be found. Try refining your search, or use the navigation above to locate the post.
No Results Found
The page you requested could not be found. Try refining your search, or use the navigation above to locate the post.